En los albores del siglo XX, una mujer transformó el paisaje educativo de un territorio en formación, desafiando los cánones de su época. En Data Urbana te contamos cuando las ideas se convierten en escuelas.

En un tiempo en que las mujeres estaban relegadas a los márgenes de la vida pública, Clotilde Mercedes González de Fernández Ramos se convirtió en una figura de la historia educativa y cultural de la tierra colorada, dejando un legado que aún hoy resuena.

Nació el 24 de septiembre de 1879 en Santo Tomé, Corrientes, sus padres fueron Juan José González y Zulmira da Veiga. Fue maestra y profesora de piano, y se la considera pionera de la educación porque gracias a su gestión se crearon varias instituciones entre 1909 y 1920.

En el centro aún se conserva la fachada de la histórica casona donde residía junto a su familia. Se encuentra en las calles Santa Fe y Félix de Azara. Clotilde percibió la necesidad de fundar instituciones educativas que respondieron a las demandas del territorio.

Con 16 años, en agosto de 1896, inició su carrera docente en la Escuela Superior de Varones Nº 1, la actual Escuela Nº 1 “Félix de Azara”. En 1898 llegó incluso a dirigir esa misma escuela. Desde sus primeros años como docente, mostró una inclinación marcada hacia la gestión cultural y la organización comunitaria. Impulsó la compra de un piano para la escuela, participó en veladas literario-musicales y se integró a iniciativas de beneficencia. En todas ellas se observa la búsqueda de integrar arte, educación y compromiso social.

El inicio del siglo XX, la encontró escribiendo y recopilando textos. Entre 1901 y 1906 trabajó en una Antología Hispanoamericana, reunió colaboraciones de literatos de España y América, y realizó una conferencia sobre el Idioma Nacional, ilustrada con un árbol genealógico que ella misma dibujó. Este esquema fue publicado en El Monitor de la Educación Común, revista de referencia pedagógica en el país. Fue una apasionada a la cultura y la literatura, tradujo manuscritos de Aimé Bonpland y publicó sobre la historia de Posadas. También, presidió la comisión de damas de la logia Roque Pérez.

El 9 de febrero de 1901 contrajo matrimonio con Raimundo Fernández Ramos en la Catedral San José de Posadas. Tuvieron cuatro hijos: Raúl Gelio, Eduardo, Carlos y Julio.

Fue gestora de instituciones educativas:

En 1907, Clotilde Mercedes González de Fernández Ramos asumió un desafío histórico: la creación de la primera escuela secundaria del Territorio Nacional, hoy conocida como Escuela Normal Mixta Estados Unidos del Brasil. Su pasión por la educación la llevó a recorrer, casa por casa, la ciudad de Posadas, recolectando firmas y convenciendo a los vecinos de la importancia de contar con esta institución educativa de nivel secundario. A través de una persistente correspondencia con el presidente José Figueroa Alcorta y varios miembros de su gabinete, Clotilde consiguió la creación oficial de la Escuela Normal Maestros Rurales. Esta institución permitió formar docentes capacitados para enseñar en comunidades rurales de hasta 3.000 habitantes.

Asimismo, Clotilde se dedicó a impulsar otra institución clave para el desarrollo educativo de la región: la Escuela Nacional N° 1 “Martín de Moussy”, hoy Escuela Provincial. En 1917, su gestión fue fundamental para la concreción de este establecimiento, cuyo origen se remonta a la visita del Inspector General de Enseñanza Secundaria y Especial y la constitución de la comisión Pro-Colegio Nacional, que luchó por la creación de nuevas escuelas en el Territorio Nacional.

El impulso de Clotilde no se limitó a la educación básica. En 1918, promovió la fundación del primer Instituto Musical en Posadas. Este espacio permitió el surgimiento de nuevos talentos y se convirtió en un referente cultural dentro de la comunidad.

En 1922, Clotilde propuso la creación de la Escuela de Artes y Oficios, actualmente conocida como Escuela Provincial de Educación Técnica N°1 “Unesco”. Esta propuesta se alineó con los esfuerzos del ministro de Justicia e Instrucción Pública, Antonio Sagarna, quien promovió la apertura de 24 instituciones educativas similares en todo el país. Posadas fue seleccionada para formar parte de este proceso de expansión educativa. Ante las dificultades económicas, Clotilde, junto al gobernador de ese entonces, Fernando Barreyro, organizó una cooperadora para recaudar los fondos necesarios, lo que permitió la apertura oficial de la escuela el 9 de junio de 1924.

Más allá de su labor educativa, Clotilde dejó un patrimonio cultural invaluable. Como escritora, publicó varias obras sobre los orígenes de la ciudad de Posadas, contribuyendo a la conservación de la memoria histórica local. En 2009, una de estas obras fue declarada de Interés Municipal por el Concejo Deliberante. Además, Clotilde fue autora de una antología de literatura americana, consolidándose como una figura multidisciplinaria cuyo impacto perdura hasta hoy.

Falleció en Posadas el 28 de febrero de 1935, en su domicilio de la calle Santa Fe 355. Tenía 55 años y dejaba tras de sí una vida marcada por la docencia, la gestión cultural y la defensa de espacios educativos para las nuevas generaciones.

El legado de Clotilde sigue vivo en la ciudad: su nombre está en una de las salas del Centro de Convenciones, en la biblioteca de los Estudios Históricos, en el salón de actos de la Escuela Normal, en la biblioteca de Historia Regional del Museo Aníbal Cambas, en el edificio de la Escuela de Educación Especial Nº 1. También una calle del barrio Tiro Federal, desde 1973, lleva su nombre en su honor. Entre 1976 y 2011, la Escuela Provincial de Educación Técnica Nº2 llevó su nombre. En 2013, como parte de las obras complementarias de la represa de Yacyretá, se inauguró un parque conmemorativo en el ex balneario “El Brete”, otro testimonio de su inquebrantable contribución al desarrollo de Posadas.

Pero sobre todo defendió la premisa de que la educación era la llave para el desarrollo de un territorio en formación. Detectó vacíos fundamentales en el tejido educativo del territorio y actuó en consecuencia. Además, demostró que la gestión cultural puede ser una forma de amor por el territorio. Sus escuelas no fueron sólo edificios, sino semillas que siguen dando frutos en la Misiones del siglo XXI.